El tsunami verde
Al llegar a Teherán, llaman la atención muchas cosas. La belleza de las montañas Alborz, unos picos que rodean la capital de Irán y que bien entrada la primavera siguen teñidos de blanco. La enormidad de la ciudad, una inacabable metrópoli donde, quedes donde quedes, siempre tardas más de una hora en llegar. Pero sobre todo sorprende al viajero occidental la energía de la gente, las ganas de vivir, la risa, la manera de moverse, el toque moderno de los jóvenes iraníes. O sea, de la mayoría de la población de Irán, cuyo 70% tiene menos de 30 años.
Elmundo.es -España-, Ana Romero, desde Irán; 13/06/2009)
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