El goleador de la gente
Martín Palermo: la emotiva despedida del gigante de la Bombonera
La última vez del Titán en la Boca tuvo de todo: se vivió como una final y, como premio, se llevó un arco a su casa; hasta siempre...
Son las 22.55. Los fuegos artificiales vuelan, cuando el superhéroe (vestido como tal, premio de una aventura solidaria) ensaya una simbólica vuelta olímpica, empapado en lágrimas, sudado de emoción. Parece ser el final de una historia de amor, la de Martín Palermo con el gol, la del gran artillero con Boca, la del Titán con la Bombonera. Allí es cuando, en realidad, el tiempo se transforma: no es el final, apenas el principio de la leyenda. El arco que da a la tribuna local, grabado su nombre en el travesaño, ya es suyo: le pertenece. El señor gol se merece el arco. El bronce es suyo. Las imágenes se suceden: videos emocionantes, lanzado al aire por sus compañeros, el abrazo familiar. La Bombonera, una noche de junio, fue suya. De nadie más.
(La Nación -Argentina-, Sebastián Torok; 13/06/2011)
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