Ricardo Menéndez Salmón juguetea en su brillante última novela -¿es una novela?- con la realidad y la ficción. En La luz es más antigua que el amor, el novelista gijonés reflexiona una y otra vez, se enzarza y dialoga sobre la creación artística.
Uno de sus personajes espeta a su cuñado -del personaje, se entiende-: "Nuestra enfermedad, Alphonse, la heredada del siglo más terrible, es la hermenéutica. Nada tan desconsolador como una palabra superflua".
El qué importa, el qué más dará, lo pudre todo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario