Las dimisiones de dos diputados y un muftí son las primeras grietas del régimen de Bachar el Asad - Un centenar de manifestantes han muerto desde el viernes
El presidente Bachar el Asad ya solo aspira a infundir terror. Esfumadas las promesas de una reforma en la que ni el propio régimen cree, ahora es cuestión de acumular cadáveres hasta vaciar las calles de manifestantes. El viernes fue una jornada sangrienta, con al menos 80 muertos, tal vez más de 100. Ayer se contaron otros 12 como mínimo. La dimisión de dos diputados hasta ahora fieles a El Asad, avergonzados por la brutalidad de la policía en todo el país, demostró que las protestas empezaban a erosionar el régimen más monolítico e impenetrable de Oriente Próximo.
(El País -España-, Enric González, corresponsal en Beirut; 24/04/2011)
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